Cuando uno de los abogados de la organización Addameer me confirmó que podría asistir a la audiencia de sentencia de Mohammad Halabiyeh, de 16 años de edad, sentí que visitaría por primera vez a un “desconocido” que, sin embargo, me era ya muy familiar.Había trabajado con el expediente de Mohammad traduciendo los detalles de su detención y tortura.
Sabía que Mohammad había salido a pasear con sus amigos a principios del 2010 cuando un grupo de soldados israelíes trató de detenerlos. Aterrorizado al ver que se dirigían hacia ellos, Mohammad intentó escapar corriendo entre algunas casas a medio construir. Cayó en una zanja fracturándose la pierna izquierda, lo que facilitó que los soldados que lo perseguían lo detuvieran.
Desde el momento en que cayó y durante los siguientes cinco días, Mohammad fue torturado, maltratado y abusado física y verbalmente por interrogadores y soldados israelíes, incluso dentro del hospital Hadassah en Jerusalén ocupado, en donde el personal médico ignoró las quejas de Mohammad y omitió deliberadamente en los reportes las marcas de los golpes en el rostro y de las picaduras con agujas en las piernas y brazos de Mohammad hechos por sus custodios.
La tortura y el maltrato continuaron dentro de los autos militares que lo transportaban de un centro de detención a otro, así como durante los interrogatorios. Después de cinco días de tortura, exhausto y atemorizado por la idea de más maltratos, aceptó haber arrojado piedras y cocteles molotov.
La confesión forzada y llena de inconsistencias –redactada en hebreo, lengua que desconoce Mohammad- constituyó la evidencia primaria para juzgarlo y condenarlo el pasado 18 de julio a tres años de prisión después de ser pronunciado culpable de todos los cargos aún cuando el juez sabía que su confesión se produjo después de haber sido torturado.
http://desinformemonos.org/2011/08/el-arresto-ilegal-de-ni%C3%B1os-palestinos/
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http://red-latina-sin-fronteras.lacoctelera.net/post/2011/08/10/desde-palestina-escribe-ivan-prado
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