Ahorita depende
Vigo, Galicia. Estado Español. 17 de junio.
Si algo nos han enseñado las personas en Galicia organizando la arribada zapatista es, como decía el hace poco más de un año fallecido Pau Donés, que las cosas dependen. Si nos ponemos estrictos con el sentido en el cual depender significa estar subordinado o condicionado a algo para poder producirse, debemos aceptar que nos quedaremos en un nivel literal del lenguaje que no nos llevará a entender la capacidad que tiene la gente de aquí como la que vive en México de cuestionar las creencias por medio de dos conceptos: el depende y el ahorita. En este territorio, la gente tiene el poder de relativizar y cuestionar hechos y actos sencillamente colocando en una conversación un “depende” cuando alguien que intenta convencerles de algo finaliza su argumento. En México, se supera cualquier teoría temporal y espacial al añadir un diminutivo al presente inmediato: aunque el ahora tendría que ser más cercano al regirse por –ita, se vuelve muestra de que a veces la cercanía y el empequeñecimiento es lo que nos hace distendernos.
Hay toda una logística detrás de cualquier recibimiento de un huésped en casa. Se piensa en cómo se gestionarán los horarios de la visita con los de los deberes de quien recibe. Se plantea si debe aumentar el consumo de alimentos en casa o si se opta por que se coma donde pillen las caminatas. Se habilitan o se generan huecos que llenar donde se vive con la presencia de quien viene, de muy lejos o de aquí al ladito. De quien tarda un rato o de quien llega ahorita. La construcción de un reloj medianamente común, que poco de previsión y exactitud anticipada le confiere, es lo que lleva haciendo la gente en Vigo para recibir, o el sábado 19 o el domingo 20, al Escuadrón 421.
En panfletos chiquitos, con una muñeca grandota, una carpa ligerita, voceciñas galegas o suspiritos en alemán, se invita a la gente a venir al puerto. Con chelas entre telas para aguantar el calor, se hacen banderas en A Revolta, cuyas estrellas rojas cortadas a mano en serie son flojas y sólo con las costuras a la base se notan firmes. Depende de quién mire a la gente chollar –trabajar en este lugar-, pensará que la revolución no es cortar en ocho un lienzo ni elegir qué formato de video se usará para registrar la arribada. También depende de quién lea, a lo mejor no le parece mágico imaginarse que el rechazo a informarse sobre la llegada al puerto de Vigo de la avanzada zapatista hubiese sustituido el “No, gracias” por un “Ahorita no, joven”.
Para abrazar la brevedad, que no se le asocia al ahorita, al ratito, dependiendo de qué se haga, se amplía el detalle de cómo va la organización viguesa.
Texto y fotos: Fernanda Fernández
La torre de Babel y las banderas zapatistas.